"Que me los devuelvan, pero que me den también pantanos", dice en una entrevista publicada ayer en Le Journal du Dimanche.

El presidente senegalés subraya que él siempre ha estado "contra la emigración de los africanos; son valores y riqueza que perdemos".

"Para evitar las salidas, hay que crear empleos suficientes para que la gente no tenga la tentación y para eso tenemos esencialmente la agricultura", añadió.

Cuando Marruecos expulsó a los senegaleses que estaban tratando de entrar en Ceuta y Melilla, lanzó para ellos un plan que consiste en delimitar terrenos para construir explotaciones en la que los jóvenes se puedan instalar, porque está convencido de que su país puede exportar productos agrícolas a Europa o Estados Unidos.

Para llevar adelante ese plan, admite que necesita tal vez ayuda financiera para la construcción de pantanos que permitan poner tierras en regadío, y que cuestan cada uno de 62.500 a 91.260 euros.

"Pero más que dinero, preferiría obtener material de segunda mano de la Unión Europea: palas excavadoras, todo lo que los ejércitos abandonan", subraya.

El presidente senegalés se queja de los planes del ministro francés del Interior, Nicolas Sarkozy, que con su proyecto de ley sobre la inmigración, ahora en trámite parlamentario, quiere seleccionar a los inmigrantes.

"No puedo aceptar que Nicolas Sarkozy me quite gente que Senegal ha formado, no es honrado", denuncia el jefe de Estado.

Asimismo, agrega que obligará a los estudiantes de su país a firmar compromisos por los que tendrán que trabajar diez años en el país, y va a pedir a Francia que se comprometa a que se apliquen esos contratos.

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